El derecho y la economía ponen sus
ojos en los comportamientos de primates
12-01-2012 / 13:31 h
Barcelona, 12 ene (EFE).- El
derecho, la economía y las ciencias sociales ven a los grandes primates, a su
sentido de la justicia y a su malicia, como aliados para conocer más de la
naturaleza humana, en un estudio comparado que centra los trabajos del equipo
de Josep Call en el Max Planck Institut de antropología evolutiva de Leipzig.
Este primatólogo catalán
(Barcelona, 1966) ha explicado en una entrevista con Efe que las ciencias
sociales en general han comenzado "a tomarse más en serio" las
investigaciones que se están llevando a cabo sobre el comportamiento y la
cognición de los chimpancés y otros primates.
"¿Por qué? Porque muchos
trabajos que ellos y nosotros hacemos están muy relacionados, y además sirven
como punto de referencia, la comparación siempre es interesante" recalca
Call, que ha pasado por Barcelona invitado por la Fundación Mona y la
Universidad Blanquerna para ofrecer un seminario sobre ciencias sociales y
biología evolucionista.
El estudio con chimpancés,
gorilas, bonobos u orangutanes con los que Call realiza sus trabajos en Leipzig
permiten no sólo el estudio directo de estas especies sino obtener inferencias
sobre la evolución humana, por ejemplo, saber si la capacidad de utilizar
instrumentos es algo reciente o se daba en especies más antiguas de primates.
"Sorprende que se diga que
el hombre es especial en este planeta, pero no se observan a otras especies.
Comparando a los primates te das cuenta de lo que hacemos unos y otros. Éste es
un método esencial en el área de conocimiento", argumenta.
El equipo de Call recibe
peticiones de investigadores de áreas tan dispares como el derecho, la
lingüística, la psicología o la economía para ver cómo se comportan los
primates ante ciertas situaciones, cómo reaccionan, y si lo hacen de forma
diferente al hombre.
Una de estas pruebas se basa en
el juego que los economistas llaman "ultimátum": a una persona se le
ofrece una cantidad de euros que puede compartir con otra de la forma que
quiera (dándole entre el 10 y el 90 %) aunque hay una regla: si el que recibe
no está de acuerdo y no acepta lo que se le ofrece, ninguno de los dos se queda
con nada.
En la mayoría de las culturas,
los humanos ofrecen entre un 40 y un 50% de la cantidad y así el
"otro" suele aceptar. Si la oferta es del 20 % o menor, el que recibe
habitualmente la rechaza. Se trata de un mecanismo un poco irracional, ya que
el individuo que responde prefiere quedarse sin nada antes que el otro se quede
con el 80 %.
En los chimpancés, el
comportamiento es bien diferente, lo que suelen hacer es ofrecer el mínimo
pero, por el contrario, el "otro" acepta "cualquier cosa por
encima de cero", es decir, se comportan como maximizadores racionales.
"Esto quiere decir que no
están dispuestos a incurrir en una pérdida por el hecho de que el otro se quede
con más", afirma Call, quien recalca que los chimpancés son más prácticos
en este sentido económico, alejándose de un concepto más humano como es el de
una supuesta justicia social del reparto.
Igualmente, los científicos que
trabajan con grandes primates en el Max Planck Institut realizan con estas
especies pruebas próximas al ámbito del derecho.
"Al igual que para el hombre
es importante saber si una acción se ha hecho aposta o no, si ha sido
accidental o por el contrario a propósito, esto también cuenta entre los
chimpancés", explica Call.
Así, si uno de estos animales
hace algo malo a propósito el castigo que puede recibir por parte de sus
congéneres es mayor que si se debe a un hecho accidental. Es decir, se produce
un eximente como ocurre en la cultura humana.
Entre los trabajos que se están
llevando a cabo en la actualidad en Leizpig para analizar el proceso cognitivo
de los primates están los dirigidos a determinar si dos chimpancés son capaces
de trabajar conjuntamente, comprobar si pueden cooperar haciendo cada uno una
tarea diferente -utilizando herramientas o instrumentos variados- que les
reporte un beneficio: algún tipo de alimento.
Una fórmula cooperativa que se ha
comprobado que utilizan, aunque su especie no tenga la capacidad de combinar la
acumulación de conocimiento que el hombre ha ido desarrollando evolutivamente y
que se transmite de generación en generación en un proceso cultural educativo y
de formación que los humanos transmiten a sus "crías".
Call remarca que más allá del
reciente interés de algunas de estas ramas de las ciencias sociales, el estudio
de los primates es interesante en sí mismo como especies. En este sentido, se
pregunta qué pasaría si en un futuro el hombre, en la carrera espacial,
encontrara vida más allá en forma de una especie de primate. ¿Podríamos
comunicarnos con este individuo?.
"Lo bueno es que no tenemos
que ir a otro planeta para encontrarlos, los tenemos aquí", afirma el
investigador.
Fuente: EFE
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