El PCI: sin prisa pero sin pausa / Ocarina Castillo D'Imperio
En
el contexto de las innovaciones educativas que hoy día se imponen en el
ámbito de la educación superior, sin duda alguna que el “Programa de
Cooperación Interfacultades (PCI)” suscrito por seis de nuestras once
facultades, constituye una experiencia novedosa, no sólo por involucrar
en primera instancia al pre-grado y a partir de él al postgrado y a la
investigación, sino porque en el marco de una estructura académica
signada por estructuras rígidas, busca introducir innovaciones que
conllevan a la cooperación, la flexibilización curricular y la puesta en
práctica de enfoques y prácticas inter y transdisciplinarias en todos
los ámbitos de la vida universitaria.
Un
programa de esta naturaleza implica un cambio de paradigma en la forma
de producir, comunicar y difundir conocimientos, dándole especial
relevancia a la noción de transversalidad, al desarrollo de competencias
académicas y habilidades complejas de pensamiento en la búsqueda de una
educación más centrada en el estudiante que en los contenidos, en la
que el aprendizaje sea permanente y permita la vinculación entre la
formación profesional, la educación ciudadana y la responsabilidad
social de los universitarios. En la investigación implica la definición
de territorios temáticos en los cuales se practique el diálogo de
saberes, la búsqueda de nuevas herramientas metodológicas y la
articulación entre las ciencias, las humanidades, las artes y la
tecnología.
La
experiencia de estos primeros cinco años del PCI nos dice que en los
procesos de aprendizaje no hay certezas definitivas y que es imperativo
aprender, desaprender, construir y deconstruir. Nos muestra una
excelente recepción de los estudiantes quienes, no obstante las
resistencias, desinformaciones y desconfianzas, se han atrevido a
insurgir contra las fronteras académicas y administrativas vetustas e
infértiles, para arriesgarse en la búsqueda de la ampliación y
enriquecimiento de su experiencia formativa. La evaluación
cuali-cuantitativa del desempeño del programa -sobre todo en pre-grado-
es la mayor constatación de su utilidad y conveniencia.
Es
necesario insistir que su consolidación y éxito depende en gran parte
de la movilidad vertical y horizontal, no sólo de estudiantes, sino
también de profesores, para lo cual se requiere de una nueva manera de
entender el compromiso de los docentes con la universidad y viceversa,
así como la búsqueda de formas novedosas de organización del trabajo
académico propicias al surgimiento de espacios horizontales y
heterogéneos en los que prive el trabajo colectivo, la negociación y
concertación como herramientas, la creación de redes de conocimiento en
diferentes ejes temáticos y hagan suya la indisoluble vinculación
docencia-investigación-extensión.
Para
ello es central insistir en la formación de los formadores y en su
actualización y re-aprendizaje, así como en la puesta en práctica de
nuevas estrategias de acompañamiento académico (como las tutorías no
remediales) y otras formas de evaluación integral e institucional.
Es
menester contar con el apoyo decidido de las instancias y autoridades
académicas pertinentes, de la creatividad de sus impulsadores y
responsables, del entusiasmo y crítica de los estudiantes y de la
participación de los empleados cuya contribución en materia de
procedimientos es indispensable.
EL PCI: UN ESPACIO PARA LA INNOVACIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LA UCV
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