Lecciones de
una transformación silenciosa...
La antropología frente al 'Triángulo de las Bermudas'
Esteban Krotz
LAISUM. - México
Un auténtico Triángulo de las Bermudas amenaza la existencia de la
antropología mexicana (y, al parecer, también de aquellas disciplinas sociales
y humanas tradicionalmente más orientadas por metodologías cualitativas que por
cuantitativas así como de aquellas tanto o más interesadas en aportar
conocimiento necesario para la solución de los principales problemas del país y
del continente como en participar en el debate científico-social mundial).
Desde hace algún tiempo los elementos que
forman los tres lados de dicho Triángulo antropologifágico han estado
produciendo una paulatina y silenciosa, pero sumamente efectiva metamorfosis de
esta ciencia social.1
Primer lado: la burocracia
digitalizada
El primer lado del Triángulo devorador de la antropología es la
burocracia. Siempre ha habido quejas de los científicos con respecto a sus
delirios reguladores y homogeneizadores y a su resistencia en cuanto a
consideraciones académicas. Recientemente, esta burocracia ha encontrado en la
tecnología digital la posibilidad de potenciar enormemente su capacidad
destructora.
A primera vista, la información que exigen los
aparatos llamados "administrativos" a los antropólogos sobre lo que
hicieron, están haciendo y piensan hacer, es la de siempre, solamente que ahora
es requerida en formatos digitales, en línea y con ritmos más apresurados y
cada vez menos flexibles. Pero una mirada más detenida descubre pronto que a
través de las nuevas formas de exigir planes, justificaciones,
reportes y proyecciones a futuro, el sistema administrativo impone
una determinada manera sustantiva de hacer antropología – y ésta es la hipótesis fundamental
que vale para los tres lados y para el Triángulo como tal. A través del aparentemente
neutro mecanismo de recopilar datos sobre las actividades académicas se expande un
modo único de
llevar al cabo la investigación científica y de enseñar la disciplina
académica, un modo único de idear y confeccionar
publicaciones científicas, un modo único de concebir, conducir y evaluar
cursos de grado y de posgrado, un modo único de desarrollar tutorías y
prácticas de campo, un modo único de estructurar tesis y eventos académicos.
Los formatos digitales reducen los grados de libertad del investigador |
Un momento propicio para observar esta forzada
adecuación de la academia al modo de pensar –valga la metáfora– de la
administración, es cuando los investigadores conciben los resultados de su
investigación ya no en términos científicos (y mucho menos de responsabilidad
social más amplia), sino en términos de cómo se verán en el informe,
el cual servirá no tanto para informar, sino más bien para pasar la
"certificación" pendiente de la "calidad" de estos
investigadores, de la de su grupo de trabajo (que a menudo ha sido impuesto
desde afuera y desde arriba), de la dependencia o institución, cuyos directivos
suelen ser los principales transmisores de las políticas federales
correspondientes, pues éstas últimas están ligadas cada vez más al otorgamiento
del financiamiento a las universidades e instituciones académicas, formalmente
autónomas o no.
Segundo lado: el
ciencia-naturalismo hegemonizado
Tan lejos como la llamada
"racionalidad" burocrático-administrativa se halla de la racionalidad
científico-social, se encuentra también el segundo lado del Triángulo que amenaza con engullir a la
antropología en su forma actual, a saber, la hegemonización de los procesos de
generación del conocimiento habituales en las ciencias llamadas naturales o
exactas. Éste ha sido un problema desde el siglo XIX, pero la
actual fase de la globalización lo está agigantando.
Un elocuente ejemplo actual de esta
hegemonización es la exigencia cada vez más vehemente de "trabajar en
colectivo". En sí, esta exigencia no tiene nada de criticable: toda la
ciencia es una actividad colectiva. Pero dicha exigencia no solamente no toma
en cuenta las particularidades de las ciencias sociales y humanas, sino que
pretende imponer un tipo único de "trabajar en colectivo", cuyo
modelo proviene de otra clase de disciplinas científicas (si no es que de plano
de la organización fabril).
Tal vez esto sea menos visible en aquellas
ciencias sociales y campos temáticos donde los métodos cuantitativos tienen una
incidencia mayor y también en aquellas áreas de la antropología, donde el
trabajo de campo es sustituido por la ocasional "vuelta al campo", el
envío de ayudantes al mismo o por la aplicación de encuestas. Pero donde la
pausada y reiterada interacción personal del investigador con miembros de los
grupos o sectores sociales por estudiar es central para la generación de la
información, y donde el proceso altamente personal de escribir es componente fundamental del
análisis, las modalidades del "trabajo colectivo" no son las de las
ciencias naturales con sus laboratorios y salas de dibujo, sus granjas y campos
experimentales. En esta antropología siempre hay fases de trabajo solitario que
se intercalan en momentos cambiantes con fases de interacción diversa con
colegas y/o estudiantes e incluso con especialistas no académicos. Las
características de estas fases y su alternancia derivan, ante todo, de los
elementos que distinguen la ciencia antropológica profundamente de las ciencias
naturales; entre ellos están las miradas etnográfica y etnológica fuertemente
marcadas por el contexto sociocultural de la generación de la información; la
estructura de personalidad del investigador/autor y su manejo idiosincrático de
la lengua; la peculiaridad y la dinámica de los idiomas en que se interactúa
con los estudiados, se analiza y escribe; las consecuencias del hecho que los
individuos bajo observación son congéneres del estudioso y no materia inerte,
bacterias, plantas o animales; la eterna dificultad metodológica para delimitar
analíticamente tiempos, espacios y relaciones sociales que cuentan con pocos
límites "naturales"; la irrepetibilidad del proceso histórico del
mundo sociocultural y la muy reducida posibilidad del investigador de manipular
su curso.
Trabajar en colectivo, ¿como en Toyota? |
Por otra parte, es bien sabido que costumbres
tradicionalmente recurrentes de trabajo colectivo en antropología a menudo no
son reconocidas como tales por especialistas de las ciencias autoproclamadas
"duras" y, menos aún, por empleados administrativos. Por lo que la
consolidación de organizar impositivamente la investigación en colectivos
llamados en rara analogía (¿fisiológica? ¿militar? ¿arquitectónica?)
"Cuerpos Académicos" parece menos un intento apropiado de
"sinergizar" la investigación individual que un formidable
instrumento de control sobre los temas de investigación, amén de privilegiar la
investigación reiterativa y rutinaria sobre la innovadora e intelectualmente
arriesgada.
Otro ejemplo de la proliferación impuesta de un
modelo cuya pertinencia no puede ponerse en duda para ciertas disciplinas
científicas, pero que no es el tradicional de la antropología, se observa en el
campo de las publicaciones. Así, por ejemplo, el libro de autor (que, para
valer la pena, suele necesitar años de gestación), el volumen colectivo
(siempre que no sea una "memoria" con o sin evento previo y tan
rápidamente embonado como olvidado) o un artículo en un número monográfico de
una revista, son resultados típicos de las ciencias sociales y cuentan, además,
en todo el mundo con la clara preeminencia de la autoría individual. Por otra
parte, es sabido que buena parte de las publicaciones en ciencias sociales y humanas
se dirige con cierta frecuencia no únicamente al gremio de los especialistas en
la disciplina o el tema, sino a veces ante todo, a la ciudadanía en general o a
quienes toman las decisiones sobre sociedad y cultura.
Tercer lado: el modelo
gerencial neoliberal
El tercer lado del Triángulo disipador de la
identidad de la antropología –sin que el gremio u otros sectores de la
comunidad científica hayan podido siquiera opinar al respecto– es la
"nueva universidad" que, según Pablo González Casanova, lleva tiempo
gestándose bajo el cobijo de la ideología neoliberal y ya se ha convertido en
realidad palpable, aunque sus consecuencias están ensanchándose constantemente.
El núcleo de este esquema de organización
académica es la pretensión de que las universidades funcionen como empresas
lucrativas o parecidas a las empresas lucrativas y, en todo caso, con criterios
de administración, financiamiento, planeación y evaluación de empresas
lucrativas. Este "mercadocentrismo" no solamente implica la conversión
de las actividades académicas en mercancías, sino que toda la operación de las
universidades tenga como horizonte los valores y procedimientos propios del
mercado.
Universidad, S. A. |
Más claramente que los dos lados anteriormente
caracterizados del Triángulo antropologifágico, la consolidación de
su tercer lado ha sido preparada y acompañada por un paulatino y sigiloso
cambio de lenguaje. Éste no se agota en la aparición sincronizada de las ahora
omnipresentes retóricas sobre "misión, visión, valores" y los talleres
sobre "debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades"; cada vez
más campos semánticos se encuentran permeados por vocablos procedentes del
lenguaje propio de la administración de empresas, desde sinergia hasta
responsabilidad social y ecológica, y desde producto y productividad hasta
control de calidad y rendimiento, desde competitividad y accountability hasta tasas de eficiencia y porcentaje
de recursos financieros propios…
¿Acaso no resulta revelador el cambio
lingüístico observable en unos pocos lustros con respecto al sector humano
clave –el único realmente imprescindible– de la universidad? Al inicio de la
expansión del sistema universitario mexicano eran llamados
"profesores", y algo después se hegemonizó el término "profesores-investigadores",
en aceptación y como refuerzo de la idea de que la universidad –y en México,
especialmente la universidad pública– tiene como tarea central la generación de
conocimiento científico nuevo, sin el cual degeneraría en piso
"superior" de un único edificio escolar dedicado al discplinamiento
ciudadano y de fuerza de trabajo, que empieza con la educación pre-escolar.
Muchos recientemente posgraduados soñaban entonces con iniciar de tiempo
completo una aventura intelectual creativa dedicada al universo de su disciplina
y a la enculturación de jóvenes al mismo. Pero al poco tiempo tuvieron que
darse cuenta que se habían convertido en partes integrantes de un estamento
social indiferenciado llamado "personal académico" (donde, además,
las diferencias de "asistente, "asociado" y "titular"
ligadas a funciones diferentes, se habían vuelto simples diferencias
salariales). Posteriormente, hasta la referencia a la persona desapareció de su
conceptualización, y se veían reducidos a simples "recursos humanos",
intercambiables como una especie de técnicos docentes en función de algún
"módulo" de un programa de estudio x que les era
"asignado". Actualmente se hace referencia a ellos como
"capacidad académica instalada" y "capital humano",
destinado a generar réditos aceptables según el juicio de determinadas empresas
certificadoras, seleccionadas y pagadas por la misma institución a la cual
deben acreditar… Completa el cuadro empresarial la ausencia en la mayoría de
las universidades, de organizaciones estudiantiles, profesionales y sindicales
democráticamente organizadas, de defensorías de derechos universitarios, de
procesos de designación de autoridades y ejercicio presupuestal realmente
participativos y transparentes y el afán cada vez menos encubierto por volver
las actividades académicas financieramente rentables.
¿Acomodamiento al
Triángulo o reinvención de las ciencias sociales en América Latina?
Que el Triángulo descrito no obra únicamente en México,
lo ha puesto recientemente de relieve el multicitado discurso de la estudiante
de geografía y líder estudiantil chilena Camila Vallejo, en donde afirma que
"hoy la Universidad es cada vez más un proyecto sin otro norte que no sea
el que le señala el mercado; a la educación superior se le ha puesto precio y
nuestras universidades son medidas por criterios industriales de producción
como si fueran una empresa más dentro del esquema productivo de la
nación…".
Tal vez la hipótesis del Triángulo
de las Bermudas aquí
esbozada parezca exagerada. Pero es difícil de negar que el sistema de
investigación científica y tecnológica y de educación superior se encuentre en
una transformación nacional e incluso regional y continental de envergadura.
Así, a la investigación científica y tecnológica se le ha agregado a últimas
fechas el término "innovación" y tanto la investigación como la
enseñanza suelen auto-calificarse de genéricamente justas, ecológicamente
sustentables e interculturalmente respetuosas, pero eclipsando cuidadosamente
cualquier referencia a la eliminación de la pobreza, el combate a la corrupción
o la construcción de relaciones sociales donde no haya ciudadanos
insignificantes ni sumisos. ¿No necesitaría ser analizada urgente y
sistemáticamente esta transformación en el seno de las instituciones que
generan y reproducen y enseñan un tipo de conocimiento que se distingue de
otros –el menos, en teoría– por su alto grado de crítica, de auto-reflexividad
y de control de su generación y validación? La antropología podría aportar aquí
su tradicional crítica de los etno-, socio-, crono-, clase-, género-, época- y
civilización-centrismos y de fetichismos como los de la rentabilidad, del
productivismo y de la reducción del análisis social al entrenamiento técnico
"útil" para los propósitos de un empleador.
El que la antropología no solamente genera
información fascinante y ensayos de explicación intelectualmente atrayentes de
la realidad sociocultural, sino que sus análisis basados en la inextinguible
diversidad del multiverso humano sirven también para explorar vias concretas
para modificar de raíz el desorden social vigente, podría ser otra motivación
más para emprender este análisis cuanto antes. Boaventura de Sousa Santos,
recientemente galardonado en México, lo formuló hace poco así: "Reinventar
la emancipación social quizás nos obligue a repensar toda la cuestión del
conocimiento".
---
1En lo que sigue, se hace referencia casi exclusivamente a la problemática de la investigación; la argumentación y ejemplificación más detallada y las consideraciones referentes a la educación superior se encuentran, al igual que las fuentes correspondientes, en el artículo "Las ciencias sociales frente al 'Triángulo de las Bermudas': una hipótesis sobre las transformaciones recientes de la investigación científica y la educación superior en México", publicado en el número 1 de la Revista de El Colegio de San Luis, Nueva Época, enero-junio 2011. El texto se encuentra disponible en:http://www.colsan.edu.mx/revistacolegio/archivos/revista01.pdf.
1En lo que sigue, se hace referencia casi exclusivamente a la problemática de la investigación; la argumentación y ejemplificación más detallada y las consideraciones referentes a la educación superior se encuentran, al igual que las fuentes correspondientes, en el artículo "Las ciencias sociales frente al 'Triángulo de las Bermudas': una hipótesis sobre las transformaciones recientes de la investigación científica y la educación superior en México", publicado en el número 1 de la Revista de El Colegio de San Luis, Nueva Época, enero-junio 2011. El texto se encuentra disponible en:http://www.colsan.edu.mx/revistacolegio/archivos/revista01.pdf.
* Universidad Autónoma de Yucatán / Universidad
Autónoma Metropolitana-Iztapalapa
--
Carolina Barreiro
Presidente de +ANTROPOLOGÍA
Grupo de Extensión Universitaria
Antropólogo en Proceso de Formación - Antropología UCV
Pasante de la Biblioteca "Ramon A. Villaroel" EAC-UCV
Twitter: (@MCBarreiro) (@MasAntropologia)
Presidente de +ANTROPOLOGÍA
Grupo de Extensión Universitaria
Antropólogo en Proceso de Formación - Antropología UCV
Pasante de la Biblioteca "Ramon A. Villaroel" EAC-UCV
Twitter: (@MCBarreiro) (@MasAntropologia)
"Para que algo sea creado,
se debe entregar algo de igual masa y valor,
en función de la equivalencia de intercambio"
1era Ley de la Alquimia. Equivalencia de intercambio.
en función de la equivalencia de intercambio"
1era Ley de la Alquimia. Equivalencia de intercambio.
"El medio más fácil para ser engañado
es creerse más listo que los demás."
Francois de La Rochefoucauld
es creerse más listo que los demás."
Francois de La Rochefoucauld
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