La historia de la evolución humana, cómo llegamos a convertirnos en
Homo sapiens, la especie a la que pertenecemos, parece cada vez más complicada. El hallazgo de tres nuevos fósiles -un cráneo, una mandíbula inferior y parte de un segundo maxilar- en la orilla del lago Turkana, en el norte de Kenia, indica que
dos antiguas especies del género homo convivieron con nuestro antecesor directo, el Homo erectus, hace casi dos millones de años. En concreto, se trata del
Homo habilis y del Homo rudolfensis, tradicionalmente considerados anteriores, lo que
contradice la idea de una evolución humana lineal. El descubrimiento, que aparece publicado en la revista
Nature, puede ayudar a desentrañar los enrevesados orígenes de nuestro linaje.
Parte de la nueva cara, como fue encontrada
Hace cuatro décadas, los miembros del proyecto de investigación Koobi Fora descubrieron en Kenia un enigmático fósil conocido como «1470». Se trataba de una cabeza ósea fácilmente distinguible por su cráneo de gran tamaño y una cara larga y plana. El hallazgo inició un largo debate sobre quién había sido el propietario de ese extraño rostro. Para algunos paleontólogos, se trataba de un Homo erectus con rasgos particulares, variaciones naturales que se producen en una sola especie, mientras que otros interpretaban que el fósil era la evidencia de una especie distinta. No resultaba fácil llegar a una conclusión, ya que la cara carecía de dientes y mandíbula inferior para compararlos con otros y no existían más fósiles similares.
Los paleontólogos Meave Leakey y Fred Spoor
«Durante los últimos 40 años hemos buscado en una vasta extensión de sedimentos alrededor del lago Turkana fósiles que confirmen las características únicas de «1470». Por fin, tenemos algunas respuestas», señala Meave Leakey, del Turkana Basin Institute en Nairobi y coautora de la investigación en Nature. Descubiertos entre 2007 y 2009 en un radio de diez kilómetros alrededor del lugar del hallazgo de «1470», los tres nuevos fósiles pertenecientes a tres individuos distintos datan entre 1,78 millones y 1,95 millones de años de antigüedad. La cara, de un ejemplar juvenil, es muy similar a la ya conocida, lo que demuestra que no era una excepcional rareza. Además, la mandíbula superior conserva sus muelas, lo que por primera vez hace posible deducir el tipo de maxilar inferior que se hubiera ajustado a «1470».
Origen diverso
Los restos encontrados pertenecen al Homo habilis o al Homo rudolfensis, aunque los investigadores son reacios, por ahora, a ponerles un nombre científico «por razones técnicas», ya que los paleontólogos todavía discuten cómo definir cada grupo. «Lo que está claro es que dos antiguas especies de homo vivieron junto al Homo erectus», asegura a ABC.es Fred Spoor, responsable de los análisis científicos, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania). «No podemos hablar de una línea recta en la evolución».
Los primeros homínidos pudieron compartir el mismo habitat al tener algunas variaciones en los hábitos alimenticios, como también las tienen gorilas y chimpancés, y no competir por los mismos alimentos. Es posible que se conocieran, pero que se evitaran entre ellos.Los científicos creen que la convivencia de dos antiguas especies homo con rasgos distintivos junto al homo erectus confirma el origen diverso del linaje humano. «En un principio éramos varias especies homo, no solo una», apuntan.
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