Mesopotamia y Egipto anularon deudas de los ciudadanos por no “oprimir al débil”.
In Egiptología on septiembre 1, 2012 at 13:35
La amplia tradición de anulación de deudas en Mesopotamia y en Egipto
del 3º al 1º milenio antes de J.C. Es esencial atravesar la pantalla de
humo de la historia contada por los acreedores y restablecer la verdad
histórica. Anulaciones generalizadas de deuda han tenido lugar de forma
repetida en la historia.
Hammurabi, rey de Babilonia, y las anulaciones de deuda.
El Código de Hammurabi se encuentra en el Museo del Louvre
de París. De hecho, el término “código” es inapropiado, pues Hammurabi
nos legó más bien un conjunto de reglas y de juicios sobre las
relaciones entre los poderes públicos y los ciudadanos. El reino de
Hammurabi, “rey” de Babilonia (situada en el Iraq
actual), comenzó en 1792 antes de J.C. y duró 42 años. Lo que la mayor
parte de los manuales de historia no señalan es que Hammurabi, como
otros gobernantes de las ciudades-estado de Mesopotamia, proclamó en
varias ocasiones una anulación general de las deudas de los ciudadanos
con los poderes públicos, sus altos funcionarios y dignatarios. Lo que
se ha llamado el Código de Hammurabi, fue escrito probablemente en 1762
antes de J.C. Su epílogo proclamaba que “el poderoso no
puede oprimir al débil, la justicia debe proteger a la viuda y al
huérfano (…) a fin de hacer justicia a los oprimidos”.
Gracias al descifrado de los numerosos documentos escritos en
cuneiforme, los historiadores han encontrado la huella incontestable de cuatro anulaciones generales de deuda durante el reinado de Hammurabi (en 1792,1780, 1771 y 1762 antes de J.C.).
En la época de Hammurabi, la vida económica, social y
política se organizaba alrededor del templo y del palacio. Estas dos
instituciones, muy imbricadas, constituían el aparato del estado, el
equivalente a nuestros poderes públicos de hoy, en los que
trabajaban numerosos artesanos y obreros, sin olvidar los escribas.
Todos eran alojados y alimentados por el templo y el palacio. Recibían
raciones de alimentación que les garantizaban dos comidas completas por
día. Los trabajadores y los dignatarios del palacio eran alimentados
gracias a la actividad de un campesinado al que los poderes públicos
proporcionaban (alquilaban) tierras, instrumentos de trabajo, animales
de tiro, ganado, agua para el riego.
Los campesinos producían en particular cebada (el cereal de base), aceite, frutas y legumbres. Tras la cosecha, los campesinos debían entregar una parte de ella al estado como alquiler.
En caso de malas cosechas, acumulaban deudas. Además del trabajo en las
tierras del templo y del palacio, los campesinos eran propietarios de
sus tierras, de su vivienda, de su rebaño y de los instrumentos de
trabajo.
Otra fuente de deudas de los campesinos estaba constituida por los
préstamos concedidos a título privado por altos funcionarios y
dignatarios a fin de enriquecerse y de apropiarse los bienes de los
campesinos en caso de no pago de esas deudas. La imposibilidad
en la que se encontraban los campesinos de devolver las deudas podía
llevar igualmente a su reducción a la esclavitud (miembros de
su familia podían igualmente ser reducidos a la esclavitud por deudas). A
fin de garantizar la paz social, en particular evitando un deterioro de
las condiciones de vida de los campesinos, el poder anulaba
periódicamente todas las deudas1; y restauraba los derechos de los
campesinos.
Las anulaciones generales de deuda se han escalonado en Mesopotamia a lo largo de 1000 años
Las proclamaciones de anulación general de deudas no se limitaron al
reino de Hammurabi: comenzaron antes de él y se prolongaron después de
él. Se tiene la prueba de anulaciones de deuda que se remontan al año
2400 antes de J.C., es decir seis siglos antes del reino de Hammurabi,
en la ciudad de Lagash (Sumer), los más recientes se remontan a 1400 antes de J.C., en Nuzi.
En total, los historiadores han identificado con precisión una
treintena de anulaciones generales de deuda en Mesopotamia entre 2400 y
1400 antes de J.C.
Se puede seguir a Michael Hudson2 cuando afirma que las
anulaciones generales de deuda constituyen una de las características
principales de las sociedades de la Edad del Bronce en Mesopotamia.
Se encuentran por otra parte en las diferentes lenguas mesopotamicas
expresiones que designan estas anulaciones para borrar la deuda y poner
las cuentas a cero: amargi en Lagash (Sumer), nig-sisa en Ur, andurarum
en Ashur, misharum en Babilonia, shudutu en Nuzi.
Estas proclamaciones de anulación de deuda eran ocasión de
grandes festividades, generalmente en la fiesta anual de la primavera. Bajo la dinastía de la familia de Hammurabi fue instaurada la tradición de destruir las tabletas sobre las que estaban inscritas las deudas.
En efecto, los poderes públicos tenían una contabilidad precisa de las
deudas en tabletas que eran conservadas en el templo. Hammurabi muere en
1749 antes de J.C., tras 42 años de reinado. Su sucesor, Samsuiluna,
anula todas las deudas con el estado y decreta la destrucción de todas
las tabletas de deudas salvo las que se refieren a deudas comerciales.
Cuando Ammisaduqa, el último gobernante de la
dinastía Hammurabi, accede al trono en 1646 antes de J.C., la anulación
general de las deudas que proclama está muy detallada. Se trata
manifiestamente de evitar que ciertos acreedores se aprovechen de
algunos fallos. El decreto de anulación precisa que los acreedores
oficiales y los cobradores de impuestos que han expulsado campesinos
deben indemnizarles y devolverles sus bienes bajo pena de ser
ejecutados. Si un acreedor ha acaparado un bien por presión, debe
restituirlo y/o pagarlo por entero, si no lo hace es condenado a muerte.
Como consecuencia de este decreto, se pusieron en pie comisiones a
fin de revisar todos los contratos inmobiliarios y eliminar los que
estaban afectados por la proclamación de anulación de deuda y de
restauración de la situación anterior, statu quo ante. La puesta
en práctica de este decreto era facilitado por el hecho de que, en
general, los campesinos espoliados por los acreedores continuaban
trabajando en sus tierras aunque éstas se hubieran convertido en
propiedad del acreedor. A partir de ahí, anulando los contratos
y obligando a los acreedores a indemnizar a las víctimas, los poderes
públicos restauraban los derechos de los campesinos. La situación se
degradará un poco más de dos siglos más tarde.
Los límites de los actos de anulación de las deudas
En Mesopotamia, durante la Edad del Bronce, los esclavos por deudas
eran liberados pero no los demás tipos de esclavos (en particular los
que eran prisioneros de guerra).
Los actos de anulación de deuda no deben ser presentados como decisiones que hicieran progresar la emancipación social,
se trataba de restaurar el orden anterior, que incluía numerosas formas
de opresión. Sin embargo, sin embellecer la organización de estas
sociedades de hace 3000 a 4000 años, hay que subrayar que los
gobernantes intentaban mantener una cohesión social evitando la
constitución de grandes propiedades privadas, tomando medidas para que
los campesinos mantuvieran un acceso directo a la tierra, limitando el
aumento de las desigualdades, vigilando el mantenimiento y el desarrollo
de los sistemas de riego. Michael Hudson subraya, por otra parte, que
la decisión de declarar la guerra correspondía a la asamblea general de
los ciudadanos y que el “rey” no tenía el poder de tomar la decisión.
Parece que, en la cosmovisión de los mesopotamios de la edad del
bronce, no hubo creación original por un dios. El gobernante (ruler),
confrontado al caos, reorganizó el mundo para restablecer el orden
normal y la justicia.
Después de 1400 antes de J.C., no se ha encontrado ningún
acto de anulación de deuda. Las desigualdades se reforzaron y
desarrollaron fuertemente. Las tierras fueron acaparadas por grandes propietarios privados, la esclavitud por deudas se enraizó.
Una parte importante de la población emigró hacia el noroeste, hacia
Canaan con incursiones hacia Egipto (los faraones se quejaban por ello).
A lo largo de los siglos que siguieron, considerados por los
historiadores de Mesopotamia como tiempos oscuros (Dark Ages) -a causa
de la reducción de las huellas escritas-, se tienen sin embargo pruebas
de luchas sociales violentas entre acreedores y endeudados.
Egipto: la piedra Rosetta confirma la tradición de las anulaciones de deuda
La piedra Rosetta de la que se apropiaron miembros del ejército
napoleónico en 1799 durante la campaña de Egipto fue descifrada en 1822
por Jean-François Champollion. Se encuentra hoy en el British Museum en
Londres. El trabajo de traducción fue facilitado por el hecho de que la
piedra presenta el mismo texto en tres lenguas: el egipcio antiguo, el
egipcio popular y el griego del tiempo de Alejandro Magno. El contenido
de la piedra Rosetta confirma la tradición de la anulación de
las deudas que se instauró en el Egipto de los faraones a partir del
siglo VIII antes de J.C., antes de su conquista por Alejandro Magno
en el siglo IV antes de J.C. Se lee en ella que el faraón Ptolomeo V,
en 196 antes de J.C., anuló las deudas debidas al trono por el pueblo de
Egipto y más allá.
Aunque la sociedad egipcia del tiempo de los faraones fuera muy
diferente de la sociedad mesopotámica de la Edad del Bronce, se
encuentra la huella evidente de una tradición de proclamación de
amnistía que precede a las anulaciones generales de deuda. Ramsés IV
(1153-1146 antes de J.C.) proclamó que quienes huyeron podían volver al
país. Quienes estaban encarcelados eran liberados. Su
padre Ramsés III (1184-1153 antes de J.C.) hizo igual. Hay que señalar
que en el 2º milenio, parece que no había esclavitud por deudas en
Egipto. Los esclavos era prisioneros de guerra. Las proclamaciones de
Ramsés III y IV concernían a la anulación de los atrasos de impuestos
debidos al faraón, la liberación de los presos políticos, la posibilidad
para las personas condenadas al exilio de volver al país.
Solo a partir del siglo VIII antes de J.C. se encuentran en Egipto
proclamaciones de anulación de deudas y de liberación de los esclavos
por deudas. Es el caso del reinado del faraón Bocchoris (717-711 antes
J.C.), cuyo nombre fue helenizado.
Una de las motivaciones fundamentales de las anulaciones de
deuda era que el faraón quería disponer de un campesinado capaz de
producir suficientes alimentos y disponible cuando fuera necesario para
campañas militares. Por estas dos razones, era necesario evitar
que los campesinos fueran expulsados de sus tierras por la influencia
de los acreedores.
En otra parte de la región, se constata que los emperadores sirios
del primer milenio antes de J.C. adoptaron igualmente la tradición de
anulación de las deudas.
Lo mismo ocurrió en Jerusalén, en el siglo V antes de J.C. Como prueba, en 432 antes de J.C.,
Neemías, ciertamente influenciado por la antigua tradición
mesopotámica, proclama la anulación de las deudas de los judíos
endeudados hacia sus ricos compatriotas. Es en esa época cuando
se redacta la Torah. La tradición de las anulaciones generalizadas de
deuda formará parte de la religión judía y de los primeros textos del
cristianismo vía el Levítico que proclama la obligación de anular las
deudas cada siete años y en cada jubileo, es decir, cada 50 años.
Conclusión
Hoy, la devolución de la deuda constituye innegablemente un tabú. Es
presentada por los jefes de estado y de gobierno, los bancos centrales,
el FMI y la prensa dominante como inevitable, indiscutible, obligatoria.
Los ciudadanos y ciudadanas deberían resignarse al pago de la deuda. La
única discusión posible es sobre la forma de modular el reparto de los
sacrificios necesarios a fin de conseguir suficientes medios
presupuestarios para mantener los compromisos tomados por la nación
endeudada. Los gobiernos que han pedido prestado han sido elegidos
democráticamente, los actos que han realizado son por tanto legítimos.
Hay que pagar.
Es esencial atravesar la pantalla de humo de la historia contada por
los acreedores y restablecer la verdad histórica. Anulaciones
generalizadas de deuda han tenido lugar de forma repetida en la
historia. Esas anulaciones corresponden a diferentes contextos. En el
caso que acabamos de evocar, las proclamaciones de anulación
generalizada de deuda eran tomadas a iniciativa de gobernantes
preocupados por preservar la paz social. En otros casos, las anulaciones
fueron resultado de una lucha social exacerbada por la crisis y el
ascenso de las desigualdades. Es el caso de Grecia y Roma antiguas.
Otros escenarios hay que tomar en cuenta también: la anulación de deuda
decretada por países endeudados que plantean un acto soberano
unilateral, la anulación de deuda concedida por los vencedores a un país
vencido o/y aliado… Una cosa es cierta: a escala histórica, la deuda
juega un papel motor en numerosas grandes conmociones sociales y
políticas.
Traducido por Alberto Nadal
Notas
(1) Las deudas entre comerciantes no eran objeto de estas anulaciones.
(2) Este artículo está esencialmente basado en la síntesis histórica
presentada por Michael Hudson, doctor en economía, en varios artículos y
obras: “The Lost Tradition of Biblical Debt Cancellations”, 1993, 87
páginas ; “The Archaeolgy of Money”, 2004. Michael Hudson forma parte de
un equipo científico pluridisciplinar (ISCANEE, International Scholars’
Conference on Ancient Near Earstern Economies) que comprende filólogos,
arqueólogos, historiadores, economistas, que trabajan sobre el tema de
las sociedades y las economías antiguas de Próximo Oriente. Sus trabajos
son publicados por la universidad de Harvard. Michael Hudson inscribe
su trabajo en la prolongación de las investigaciones de Karl Polanyi.
Igualmente produce análisis sobre la crisis contemporánea. Ver en
particular, “The Road to Debt Deflation, Debt Peonage, and
Neoliberalism”, febrero 2012, 30 páginas. Entre las obras de otros
autores que, desde la crisis económica y financiera iniciada en
2007-2008 han escrito sobre la larga tradición de anulación de deuda,
conviene leer: David Graeber, Debt : The First 5000 Years,
Melvillehouse, New York, 2011, 542 páginas.
Publicado en cadtm.org
Éric Toussaint – Consejo Científico de ATTAC Francia
Fotografía que ilustra el artículo por gentileza de wikipedia.es publicada bajo licencia Creative Commons
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vía ATTAC España.
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