PALEONTOLOGÍA
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Caballos y bisontes primitivos
El hombre empujó a la extinción a los mamíferos gigantes de la Edad de Hielo

- Los humanos primitivos dieron la puntilla a especies debilitadas por el clima
La expansión de los asentamientos humanos que dominaban la tierra
durante el Paleolítico superior (entre hace 35.000 años y 10.000 años)
promovió la extinción de al menos dos especies de grandes mamíferos hace unos 16.000 años, según un artículo publicado en el último número de la revista 'Nature'.
El estudio, en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), demuestra que la desaparición del caballo ancestral conocido como tarpán ('Equus ferus') y del bisonte estepario ('Bison
priscus') se debió a los efectos combinados del impacto humano y el
cambio climático, según explica el CSIC en una nota de prensa.
Los autores del trabajo publicado en 'Nature' han estudiado la pauta
de extinciones en ese periodo de la primitiva historia humana. En el
Pleistoceno, Eurasia y América del Norte perdieron
respectivamente el 36% y el 72% de los géneros de megafauna. Esto
coincidió con el último máximo glacial de hace unos 20.000 años, que
"influyó en la desaparición de muchas de estas especies", explica la
investigadora del CSIC en la Estación Biológica de Doñana que ha
participado en el trabajo, Jennifer Leonard.
El artículo, cuyo autor líder es el investigador de la Universidad de
Copenhague (Dinamarca), Eske Willerslev, evalúa el efecto de ambos
factores sobre la extinción o la repentina disminución de las
poblaciones de seis tipos de grandes mamíferos
(caballos, renos, bisontes, mamuts, rinocerontes lanudos y bueyes
almizcleros). Para ello, el equipo de investigación ha analizado 846
secuencias de ADN mitocondrial, 2.996 restos de megafauna y 6.291
residuos de asentamientos humanos de aquella época en Eurasia para
establecer la relación espacial y temporal entre las poblaciones humanas
y las de dichos animales.
Esta información se ha contrastado, a su vez, con los modelos
climáticos de hace 42.000 años, 30.000 años, 21.000 años y 6.000 años.
De las variedades evaluadas, cuatro de ellas están actualmente extintas y
corresponden al rinoceronte lanudo ('Coelodonta antiquitatis'), al mamut lanudo('Mammuthus primigenius'), al bisonte estepario y al tarpán.
El resto de las especies analizadas aún conservan poblaciones vivas.
Son el caballo doméstico ('Equus caballus'), al reno ('Rangifer
tarandus'), al buey almizclero ('Ovibos moschatus') y al bisonte
americano ('Bison bison').
Los resultados atribuyen la extinción del tarpán y del bisonte
estepario a la combinación de los dos factores debido a que los restos
de ambas especies son los más abundantes en las regiones de
asentamientos humanos. Aunque el inicio de sus declives coincide con el último máximo glacial, estos muestran un decrecimiento acelerado que se ajusta a la expansión de las poblaciones humanas hace unos 16.000 años.
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Bueyes almizcleros fotografiados en la actualidad. |
Por su parte, la distribución del reno también
coincide con los asentamientos prehistóricos y su declive, con el último
glacial máximo. Sin embargo actualmente la especie ni siquiera se
encuentra amenazada de extinción, lo que, según el artículo, "podría
explicarse debido a su alta fecundidad y su flexibilidad ecológica".
Diferencia según especies
Según el estudio, las poblaciones de mamut y rinoceronte no sólo no
se vieron afectadas por la presencia humana, sino que aumentaron entre
cinco y 10 veces al menos 10.000 años después de su primer contacto con humanos.
Por su parte, la población de buey almizclero no mantuvo relación con
los hombres. Sin embargo, al igual que el rinoceronte, descendió
súbitamente tras la última glaciación máxima.
Por el contrario, la extinción del mamut es misteriosa ya que su población continuó aumentando tras el evento climático, hasta desaparecer de forma repentina.
La investigadora Leonard explica al CSIC: "Los resultados son
especialmente oportunos ahora que intentamos determinar como el actual
cambio climático afectará a la fauna". Sin embargo, "los resultados
indican que cada especie reaccionó de forma diferente, por lo que la ausencia de un patrón común complica la conservación de especies", concluye.
Contacte con el autor del artículo vía Twitter. @Pcaceres_
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/11/02/natura/1320256885.html
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